Más de tres mil participantes se dieron cita en la línea de salida en una de la noches más frías de todo el año 2007
Lo que se esperaba en las últimas horas de la noche postrera del año sucedió. Se esperaba que la participación superara los récords de ediciones anteriores y no fue necesario realizar llamadas de última hora. Cientos de corredores, pese a la “faena” de la niebla y de la bajísima temperatura, entraron con ilusión a participar en la San Silvestre, la carrera de las carreras. La más esperada de cada fin de año, con triunfo de Javi Guerra.
La importancia que pueda tener el hecho de que Javier Guerra Polo pusiera su nombre por sexta vez consecutiva como triunfador de la San Silvestre Segoviana, lo que sin duda es un éxito innegable del segoviano, queda en un segundo término al comprobar la magnitud en el recuento del total de participantes, cerca de tres mil. Ese es el gran éxito de la carrera más importante de cuantas se celebran en Segovia a lo largo de cada año.
Y eso fue así, pese a que la tarde-noche del pasado lunes fue una de las más frías del año. Pese a que la niebla, que extendió su manto gris sobre buena parte de la ciudad minutos antes del comienzo de las carreras, se propuso frenar la participación. Pero no consiguió lo que perseguía. Bajo su larga cola de nubes bajas aparecían las figuras, extraordinarias todas, de miles de participantes. Nada impidió, ni los cuatro grados bajo cero, que la San Silvestre fuera otro éxito, grande, rotundo…
La organización, que observando el aumento cuantitativo de los que quieren participar, trabajó con singular acierto, propuso y llevó a efecto la división de las categorías en carreras diferentes. Cierto es que fueron dos horas de carreras, pero hubo un menor peligro de masificación en las salidas, las clasificaciones se pudieron dar con mayor fluidez, y si el intenso frío hubiera ayudado un poquitín, aún hubiera sido mucho más significativo el innegable acierto de los organizadores.
En la primera carrera salieron los peques, los bebés y… los padres. Los primeros corrían que se las “pelaban”. Vieron a la niebla apareciendo entre las espadañas de la Catedral y cuando los primeros llegaron a la meta los últimos apenas habían abandonado el recinto de la Plaza Mayor. Los bebes bastante hacían con aguantar en el cochecito, bien arropados y con el dorsal luciendo en todo lo alto. Muchos padres, demostrando hasta dónde llega su ilusión, compitieron, primero conduciendo a sus hijos y después, ya con el niño en otras manos, saliendo en la prueba de mayores. Ese es el gran mérito de la San Silvestre.
En la siguiente prueba aparecieron los más de quinientos participantes de las categorías de “medianos”. Jóvenes, muy jóvenes, todos ellos, a los que en algunos casos también acompañaron los padres que, a lo que se pudo ver en muchos de ellos, tuvieron una sesión continua. Fue también una prueba rápida. Tanto que a Alfredo Martínez, extraordinario animador desde la línea de meta, no le daba tiempo a narrar lo que sucedía. El profesional de Onda Cero, es parte destacada en el organigrama de la San Silvestre.
Así se fueron sucediendo las carreras hasta llegar a la de mayores. La salida se intentó dar a la altura de la Diputación. Vano intento de los jueces. Los más de mil trescientos participantes se movían de forma constante hacia adelante, por lo que la salida real se dio en las inmediaciones del Policlínico. Detalle sin importancia. Seguro que veinte metros más atrás no habrían sido suficientes como para que Javi Guerra perdiera la total hegemonía de la carrera. Lo había anunciado antes de salir, “me encuentro en un buen momento y voy a ir a por la carrera”. Sus palabras debieron molestar, porque hubo algunos a los que su victoria no les resultó grata. Allá ellos.
Pero es de justicia dejar constancia de su extraordinario recorrido. De principio a fin. Sin concesiones. Con autoridad, como lo demuestra la diferencia habida en meta con el segundo, José María Rodríguez, que también fue segundo el año pasado. Y si lo destacamos así, solo lo hacemos por reflejar la realidad. La misma que llevó a ganar la prueba femenina a Eva Useros, que reeditó su éxito de 2006, y que llevó a tomar parte en la misma a corredores, ocasionales unos, bien entrenados otros que, dando la espalda al mal tiempo, respaldaron la iniciativa que hace veintinueve años tuvo un segoviano, Ángel García, y que otros, con singular acierto, han seguido.
Guerra: “Corro aquí porque ésta es mi ciudad”
El segoviano Javier Guerra tenía una mezcla de rabia y tristeza en la línea de meta, por las malas palabras que había recibido por parte de algunos espectadores de la carrera, “ésta es una prueba abierta a todos, y no entiendo que la gente me increpe y me diga que me vaya a Vallecas a disputar la San Silvestre. Corro aquí porque quiero, porque me gusta, y porque ésta es mi ciudad. Me da pena que haya pasado esto, porque éste día siempre es muy especial para mí, la ciudad estaba fantástica y a pesar del frío había mucha participación, y la gente nos ha animado mucho”.
Guerra no quiso olvidarse de Pedro Luis Gómez Moreno, que no pudo disputar la carrera al encontrarse lesionado, “y es una pena que no haya podido correr, porque lo ha venido haciendo desde hace muchos años, y por eso le dedico este triunfo”.
La ganadora femenina, Eva Useros, comentaba en la línea de meta que la carrera se la había hecho “muy dura”, y que prácticamente al final de la prueba, “sentía las piernas muy duras. Hacía mucho frío, pero no me ha pillado de sorpresa”. La segoviana consideraba que ganar la San Silvestre “nunca es fácil, y menos cuando no sabía cómo me encontraba realmente, porque estaba siendo muy irregular en los entrenamientos. Pero he tenido un día bueno”.
Fuente: www.eladelantado.com